lunes, 8 de febrero de 2010

Se me antoja


Quiero ser la única que te muerda la boca
Quiero saber que la vida contigo no va a terminar.



Te pedí que no me preguntaras todo lo que había vivido. No fue por guardar secretos, sino porque finalmente sentí haber dejado atrás toda esa tristeza, la confusión y el corazón roto.
Tuve momentos gratos, sí, pero la tormenta se lo tragó todo, dejándome sola, en un estado de devastación, sin saber siquiera porqué merecía tanto desprecio, porqué me quedaba solo un hilacha de dignidad.

Si bien dicen que el matrimonio es malo, que no sirve, yo digo que simplemente me equivoqué. Era joven y él también.

Tú entiendes. No es que no pueda hablar de ello, sino que aunque ha pasado tanto tiempo el recuerdo maldito se queda conmigo.

El día que te encontré ahí, casi por accidente, quise no quererte. Pensé en tus ojos, en tu experiencia, en tu plática que me tenía enlucielabismada, y hubiera preferido no seguirte, de un bar al otro, por las calles tan de madrugada, pero no lo pude evitar.

Y luego me buscaste, trataste de coincidir conmigo y yo no pude más que huir, como huyen los animales asustadizos, nerviosos.

Estoy cansada de estar sola sabes? estoy lista para empezar de nuevo. Se me antoja tanto la vida a tu lado, entre libros, viniles viejos, películas y tazas de café, dormir entre tus brazos.
Se me antojan esos viajes que me cuentas, se me antoja de tu mano: Buenos Aires, Cuba, Paris y por supuesto Portugal.

Se me antojan los bares, pero también se me antoja el hogar, la privacidad y la complicidad de una cama para dos, platicar, y leerte poemas.
Para sentir que me quieres y poderte -al fin- ver a los ojos y decirte lo que siento por ti, y que puedas sentir como se agitan todos los sentimientos en mi pecho cuando te me acercas.

Después de tanto tiempo convenciéndome que estaba mejor sola, apareciste, y ahora se me antoja estar viva, para vivir contigo, para compartir lo poco que tengo pero que sospecho te hace mucha falta: mi compañía, mi amor.

Es fácil escribirte esto, ahora que no estás.
Cuando te vea, me fumare todos los cigarros y no podré decirte nada.

Rompe esto al terminar de leerme.

Monique.

No hay comentarios:

Publicar un comentario