domingo, 7 de febrero de 2010

Espejos


Una amiga siempre me dijo que ella viviría hasta los 23 años. Con ese planteamiento, el amor debe ser al 1000/hr. Arriesgarnos por el todo, brincar desde lo más alto para caer siempre entre tus brazos. Eso me hiciste cuando miraba que entrabas al bar con todos tus amigos,  me regalabas miradas barridas cuando, para no tropezar, bajabas los lentes y tratabas de acercar la silla, esa que siempre fue jalada por tipos como yo dispuestos a moverla hasta tu cuerpo.
Siempre estuve muy lejos de tu mesa, pero voltea constantemente para mirarte, verte jalarle al cigarro, al polvo, a la chela, a lo que se te pusiera enfrente. Eras la VIP del salón, la chica rubia, la playmate, mi Monica Belluci, mi amor (no lo eras antes, ahora sí).
Tienes comiendo de tus manos a todos. Recuerdo: Cabello negrísimo. Labios rojos. Inteligente. Cigarro y copa en mano. Sonrisas y miles de miradas hacia ti. La mía una más que desde lejos te admiraba cual rockstar en la escena. Era tu escenario, eran tus amigos, eran tus admiradores.
Pero ocurrió, no conté hasta 10 como la película que viniste a mirar conmigo al DF, no. Sólo nos cruzamos al mismo tiempo, no dejé que me vencieras, ni tú cediste un parpadeo. Al contrario, mordí mi labio, traté de seducirte, pero nada.  Regresaste los ojos a tu mesa como si nada hubiera ocurrido. Pero me buscaste, o eso quiero creer. Por el espejo se veían tus ojos, brillantes, hermosos, calientes, que buscaban lo míos; pequeños, tristes, sin sabor, pero los cuales disfrutamos a diario.
Esa era la respuesta, creo que así nos conocimos. Bueno, después te busqué por todos lados, preguntaba por Conflictiva. Hasta el día en la librería, te diste cuenta que tenía tu libro en mis manos, esperaste que te pidiera un autógrafo, pero no, no era un seguidor más, no quería serlo. Quiero ser como ahora, parte de tu vida, bueno eso creo, eso me haces pensar. Te quiero tanto.


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