sábado, 27 de febrero de 2010
La noche
viernes, 26 de febrero de 2010
La chica más guapa 2
Me enloquece que tengas el cabello largo y negro, que esos labios maquillados se vean seductores, que tu cuerpo a contraluz me haga desvanecer, que tu piel dorada sea mi perdición. Tú eres la chica más guapa y la más inteligente, es tan rico hacer todo contigo.
Brincaste tan alto que logramos caer al mismo tiempo, levitamos sin pensarlo, fue como aquella vez que probamos la coca juntos, la cois como leímos en ese libro tan extraño con el que aprendí a esperar al corvette amarillo frente a mi edificio.
La respuesta me la diste antes de preguntarme lo que no esperaba. Estaba seguro y no dudé ni un minuto en lanzarme a tus brazos, en darte el beso más húmedo y caliente que nos hemos dado. Todos los días son-serán geniales a tu lado. Desde el primer roce de tus manos cuando tratamos de comprar el mismo libro que al final creo que nadie leyó. Ese libro donde guardamos el primer cigarro de cannabis que probamos juntos, cuando mordí tus pechos y conocí una parte tuya que ahora disfruto tanto.
Dejamos a un lado los adjetivos todas las noches, no es mí más grande, no son tus más grandes, ni el más excítate que hemos tenido. La noche se funde, somos una idea, un concepto, una persona, somos el deseo puro del amor llevado desde tus pies hasta mi cabeza.
Sí.
Fue la mejor aserción que he escuchado de tus labios, me encantan tus siseques para quererme y lo mejor es que no he escuchado tus noseques para olvidarme. Dimos un paso más de tantos que nos esperan, no debo escribir en clave, sabes que te amo y que puedo decirlo como si el segundero de mi corazón se detuviera sino le pido a mi novia un beso en la mañana, en la noche, en la tarde, en el baño, en el café, en el auto, en la cama… y así, los siseques para tenerte se convierten en los mejores días de la vida que putea para nosotros.
jueves, 25 de febrero de 2010
La chica mas guapa.
Me gusta pensar que no soy una mujer celosa. Que estoy por encima de esas banalidades, segura de mi misma y de los que me rodean. Me gusta pensar que mi inteligencia es más alta que el común denominador de las mujeres. Bueno, me gusta pensar muchas cosas...entre ellas que soy arrogante al pensar así.
Jamás había sentido la necesidad de formalizar lo que tú y yo teníamos, simplemente porque yo veía mas entrega, más dedicación, más amor, más fidelidad en lo nuestro, que en la mayoría de las parejas.
Vivíamos una vida perfecta, sin celos, sin drama. Amor al despertar abrazados, amor durante el día que nos dolía el pecho de tanto extrañarnos, amor en la noche que nos dolían los labios de tanto besarnos, amor cuando nos vencía el sueño luego de horas de acariciarnos. Y al día empezar de nuevo.
Que compromiso podría ser mayor que ese?
Aparece en escena "La chica más guapa de tu salón".
-Hoy la chica más guapa del salón me pregunto si tenía novia, y me quede callado- comentaste tan quitado de la pena mientras yo pelaba papas en la cocina.
Jamás la describiste. Tenía el cabello oscuro como yo, o era rubia? era alta, o bajita? era también la más inteligente o la mas bruta ( eterno cliché de las mujeres hermosas). Que la hacía ser más guapa que las demás? como eran las demás? quien decía que precisamente ella era la más guapa?
Claro, el que me hubieras pedido o no que fuera tu novia, paso a segundo término. Me obsesionaba la idea de la chica más guapa del salón. Sentí coraje, miedo, indignación: Esta fulana como se atreve ? y que le importa si tienes novia o no? Acaso no saben todos que vives conmigo? Para que quiere saber? ..Y así.
Yo no dudé que fuera mucho más hermosa que yo, ah, pero de seguro mi endiablada inteligencia sería suficiente para aplastarla como cucaracha. Pero -siempre hay un pero no?- pero que tal que fuera más inteligente que yo?.
Estaba frita.
Llegue a casa apurada. Tenía que bañarme y cambiarme para ir al bar al cumple de mi amigo.
Tenia ganas de ir, pero tenía un asunto pendiente contigo.
Cuando llegaste yo recién terminaba de peinarme. Como siempre amoroso me tomaste por la cintura y frente al espejo me abrazabas y me piropeabas.
Me sentía lívida.
Esa necesidad de reclamar lo mío, el miedo a perderte, la inseguridad, la incertidumbre, todo, todo, todo desembocaba sacudiéndose en un constante mariposeo en la boca de mi estomago. Creo que temblaba. Creo que hubo un temblor.
Con un impulso lleno de bravado te dije –No me voy de aquí hasta que no me contestes una pregunta-
-Ok- y fue un ok despreocupado, no tenias ni idea de lo que te preguntaría.
El corazón me palpitaba como loco, no podía sostenerte la mirada. Tenía tanto miedo pero la insoportable necesidad ( o necedad) de saber, me empujaba a actuar, era como dar un paso al vacio con los ojos vendados y sin paracaídas. Una excitación irresistible recorrió mi espalda:
-Quieres ser mi novio?
martes, 23 de febrero de 2010
Si. Eres un encanto.
Ya te lo había dicho.
Si te hubiera conocido en algún bar, en una librería, en un café o cafebreria ( WTF?..) No te hubiera hecho caso jamás.
Tienes cara de presumido, de mátalas callando, de solitas caen, y eso me cae muy mal.
Afortunadamente te conocí en otras circunstancias que me permitieron ver más allá de tu cabello negro larguísimo, y de tu apariencia de macho alfa.
Si. Eres un encanto.
La primera vez que cruzamos palabra me caía de sueño "porque hablas así?' me preguntabas, quizá pensabas que estaba muy borracha, o haciéndome la interesante pero no, simplemente se me cerraban los ojos de sueño, pero a la vez, la atracción que sentía hacia tu persona me impedía largarme a dormir... sentí vergüenza, pero te juro que me la aguante.
Nuestras conversaciones virtuales avanzaban con brío y soltura, pero en el teléfono éramos un par de adolescentes nerviosos, tartamudeantes, o por lo menos yo así me sentí.
Un par de semanas después quería compartir el mundo entero contigo, todos los libros, toda la música, toda la comida y los soles, los arboles llenos de ardillas y las tardes de lluvia.
Vivir juntos representaba la libertad de ser tan naturales como siempre habíamos deseado en un mundo que se empeña en cortar de tajo a los creativos, a los soñadores, a los amorosos.
Me da pena aceptar que llego un momento en que dude que realmente existieras. Sobre todo pienso esto cuando estoy a punto de quedarme dormida, cuando mi cabello se confunde con el tuyo y tu pierna pesa sobre mi cadera.
Cuando abro los ojos al día siguiente, y siento tu nariz en mi oído, tus labios en la nuca y tu cuerpo tan junto al mío, todo tan amoroso, así como eres, siento ganas de abrir la ventana y gritar: a todos los tristes, a todos los solos y deprimidos que el amor existe y que es fantástico, que te inunda de ganas de estar vivo, solo por sentirse tan amado y por amar tanto que sientes que te revientas de amor.
Me creería alguien?
Lo hubiera creído yo, antes de que me encontraras ahí?
Aquí estoy sentada, viendo como arreglas tus libros y libretas para mañana, pienso que sería de mi vida gris si no te hubiera encontrado, donde estaríamos? con quien y en donde?
Cabello larguísimo
Y ese día quedó perfecto, pocas veces he utilizado una palabra en el momento indicado, te dije que amaba tu cabello, así, negro, larguísimo, pero en el momento que lo dije yo estaba encima de ti y el mío cubría todo tu rostro. Sólo me dejaba entrever tus ojos a punto de cerrarse. De inmediato lo jalaste hacia atrás y me diste un poco de aire en la frente, casi me quema el corazón. Era alucinante la frescura, suavecito, amoroso, excitante y yo que ardía dentro de ti, tú que lo hacías sobre de mí.
Terminamos y de inmediato fuiste al baño, abriste la puerta y el Basquiat se lanzó encima, nos besamos y él miraba, parecíamos pinturita francesa, llena de colores, un cuadro que quiero recordar cada que se sube y me deja todo caliente y rasgado.
Y regresamos a enfangarnos y fajarnos…como
siempre lo hacemos.
Odio que mencionaras novia
Cuando en pedirlo yo pensaba
No me dejo decirte que lo hago
Porque pensaba en decirte que lo fueras.
sábado, 20 de febrero de 2010
De supermercados y librerías
Pasabas siempre lejos de mis autores preferidos, siempre coincidimos en muchos pero disfrutaba mirarte así, alejando a los Velascos, arropar a los Cortázar entre tus dedos mientras los Sabines y los Calvino ya se encontraban bajo tu regazo. Recuerdo que te recargaste en los Ruvalcaba pero sólo para dejar tu bolsa, aplastaron tus libros a mis preferidos, así como tu cuerpo se junta con mi corazón cuando me besas.
Recorrimos los pasillos buscando lo fresco, así como lo llamas tú y me hace pensar en el supermercado, cuando vamos oliendo, tocando y hasta probando algo que quieres adquirir. Pero es diferente ahora, acá los Azuela ya están en tu casa, los Altzor descansan en la mía. Me dices: escucha, escucha y recitas el poema más bello de Sor Juana sólo para mi oído, sólo para mi alma que te escucha siempre ronronear.
Nos sentamos a mirar a la gente, vivimos como los amorosos, caminamos como en alguna historia apenas detallada en el tintero. Siempre tomados de la mano regresamos a casa para leernos las primeras páginas de los libros que elegimos para que en la nueve ya estemos acurrucados en la cama, uno encima del otro.
miércoles, 17 de febrero de 2010
Llovía.
Son las 3:40 donde estoy parada y miro a tu cama, donde son las 5:40. Duermes como un niño y quiero arroparte, acariciarte, acurrucarte. Estoy ahí contigo. Y te amo, y te necesito. No te vayas nunca. nunca (aunque) nunca es una palabra de mucho tiempo. Tiempo es lo que me gustaria detener con el unico propósito de besarte.
La estufa estaba encendida porque yo preparaba una sopa para el almuerzo, así que no teníamos frio, pero vos de todos modos traías puesto el suéter que perteneció a tu abuelo.
Como siempre, yo tenía trabajo atrasado que debía terminar. Me senté en la mesita junto a la ventana y tú mirabas la tv, una película o algo así.
Te levantabas en los comerciales para besar mi cuello. Yo reía y te acariciaba la cara pero sin dejar de atender mis papeles.
"Ya no te distraigo amor" - me decías, pero invariablemente, al siguiente comercial venias a la mesa, y me decías cosas al oído, a veces ni entendía lo que decías, pero te intuía delicioso.
7 horas después, la lluvia seguía cayendo. Hubo un par de apagones, pero la luz regresaba. La ciudad estaba en silencio, no había autos, ni gente.
Desde nuestro cuarto piso las calles se veían larguísimas y grises
Un gato maullaba triste en algún lugar.
Tomábamos café, sentados en el piso junto al sillón, me preguntabas porque me gustaba el cine, por qué escribía, por qué amaba cocinar, por qué ya no pintaba, si era del PRI o del PAN, porqué odiaba tanto a la iglesia católica; apenas te respondía una y ya me estabas preguntando la otra.
Tomábamos café.
El cielo estaba gris.
Ninguno llevaba zapatos.
La sopa estaba lista.
lunes, 15 de febrero de 2010
I love Tijuana
Regresé vacío, frío, tartamudeaba al besarte los poros de las piernas, de tus muslos torneados por el ejercicio, me dejabas sentir tu amor. La luz se filtraba muy poquito, llenaba de polvo mis narices, como el polvo que cortaste en la mesita, por las pocas botellas que bebimos y las bestiales sonrisas que nos cargamos toda la mañana.
Y es tan normal describirlo en la mesa, tú con mi camisa tan sexy, con esa ropa ajustada. Con tus piernas totalmente radiantes, tu cabello despeinado pero que en milésimas de segundo se vuelca hacia tus orejas, me deja mirar los aretes que tanto estorbaron ayer.
Regresé oliendo mi camisa que guardaba tu aroma, el de tu cuerpo, el de tu sexo y mis labios. El juego de nuestras miradas, los lentes que ocupamos tomando café en la mañana, salimos como novios, tomados de la mano. Así dormimos toda la noche, abrazados, aunque no te gustaba, me dejabas mirarte de reojo sobre tu playera, miraba tu brassier, y los pechos que me sé de memoria, que memoricé con mis labios, con mis manos y con las tuyas. Memorizamos las líneas para describirnos cada que alguien pregunte por nosotros.
Fui a ver al amor de mí vida me salió de respuesta todo el lunes, incluido el clásico: y sólo te traje esta pinche playera que dice Tijuana. Adoré pasar el 14 a tu lado, con tu ronronea, con tus postres, con tus piernas y con tus ojos que me hacen repasar la noche una y otra vez en mi mente y en la libreta.
sábado, 13 de febrero de 2010
Inverosímil
viernes, 12 de febrero de 2010
La despedida.
Me preocupaba que no hubiéramos hablado de ciertas cosas que yo consideraba muy importantes, ya sabes, asuntos pendientes.
Quería hablarte pero es tan difícil, tus ojos me distraen, tu mano nerviosa jugueteando con la servilleta, ese cabello que te tapa la cara y que a cada rato acomodas.
Y yo como una verdadera idiota, balbuceando incoherencias...algo así como que necesitaba que supieras que tal vez yo no soy lo que tú quisieras que yo fuera, o que yo quisiera ser lo que tú quisieras que yo fuera y que no soy... o todo lo contrario, y que el amor es muy bonito pero...
-"¿parece que te estás despidiendo de mi, que me quieres decir?"
¿Despedirme de ti, cómo habría eso de ser, si apenas te había encontrado, apenas supe que la vida recién comenzaba, a tu lado, con el pecho lleno de felicidad, con una sonrisa eterna dibujada en la cara... cómo podrías pensar que me despedía?
Y es que soy tan torpe...
Y debiste ver la desesperación en mis ojos, que te inclinaste sobre la mesa y me besaste.
El tiempo se detuvo, como siempre.
Nos besamos dos, tres, siete veces.
Cambiaste de lugar para venir a sentarte a mi lado y que pudiera recargar mi cabeza en tu hombro.
Amoroso, como eres, me llevaste a casa, besando mi cara y mis manos todo el camino.
Ese día me despedí de la fijación absurda con los asuntos pendientes.
martes, 9 de febrero de 2010
Cuando no estás
lunes, 8 de febrero de 2010
Rojo
Se me antoja
Quiero saber que la vida contigo no va a terminar.
Te pedí que no me preguntaras todo lo que había vivido. No fue por guardar secretos, sino porque finalmente sentí haber dejado atrás toda esa tristeza, la confusión y el corazón roto.
Tuve momentos gratos, sí, pero la tormenta se lo tragó todo, dejándome sola, en un estado de devastación, sin saber siquiera porqué merecía tanto desprecio, porqué me quedaba solo un hilacha de dignidad.
Si bien dicen que el matrimonio es malo, que no sirve, yo digo que simplemente me equivoqué. Era joven y él también.
Tú entiendes. No es que no pueda hablar de ello, sino que aunque ha pasado tanto tiempo el recuerdo maldito se queda conmigo.
El día que te encontré ahí, casi por accidente, quise no quererte. Pensé en tus ojos, en tu experiencia, en tu plática que me tenía enlucielabismada, y hubiera preferido no seguirte, de un bar al otro, por las calles tan de madrugada, pero no lo pude evitar.
Y luego me buscaste, trataste de coincidir conmigo y yo no pude más que huir, como huyen los animales asustadizos, nerviosos.
Estoy cansada de estar sola sabes? estoy lista para empezar de nuevo. Se me antoja tanto la vida a tu lado, entre libros, viniles viejos, películas y tazas de café, dormir entre tus brazos.
Se me antojan esos viajes que me cuentas, se me antoja de tu mano: Buenos Aires, Cuba, Paris y por supuesto Portugal.
Se me antojan los bares, pero también se me antoja el hogar, la privacidad y la complicidad de una cama para dos, platicar, y leerte poemas.
Para sentir que me quieres y poderte -al fin- ver a los ojos y decirte lo que siento por ti, y que puedas sentir como se agitan todos los sentimientos en mi pecho cuando te me acercas.
Después de tanto tiempo convenciéndome que estaba mejor sola, apareciste, y ahora se me antoja estar viva, para vivir contigo, para compartir lo poco que tengo pero que sospecho te hace mucha falta: mi compañía, mi amor.
Es fácil escribirte esto, ahora que no estás.
Cuando te vea, me fumare todos los cigarros y no podré decirte nada.
Rompe esto al terminar de leerme.
Monique.