sábado, 27 de febrero de 2010

La noche


Pintaba rojizo con azul, tus ojos mezclaban el ámbar con el blanco. Las zapatillas combinaban con mi camisa y la piel dorada se traslucía entre los espejos, entre tu perfume y mi aliento. La cama se veía gigante, el cielo aún iluminaba mi rostro y me regalaba la silueta de tus pechos en esa camiseta blanca.
No dejaba de mirar las lágrimas que escurrían de tu rostro, me dijiste que era la primera vez que te pasaba, me sentí tan excitado que me dejé llevar entre tus piernas que me acogían fuertemente. Tus piernas duras y calientes. Te amo. Me mas. Te beso. Nos arropamos. Nos hacemos el amor.
Ayer estuviste genial, una de las mejores noches en tus brazos, fuiste tan amorosa y tan sensual. Eres bella. Te deseé tanto que la ropa lastimaba mi deseo, pero con una mano me ayudaste a salir, me besaste, jugamos tanto tiempo dentro que cerré un minuto los ojos para recodarte cuando nos vamos de viaje o cuando estamos un poco lejos, te recuerdo con devoción como con devoción te beso todas las noches antes de dormir.
Gracias amor.

viernes, 26 de febrero de 2010

La chica más guapa 2

Y cuando escribía el mensaje pensaba en tus labios, en todas las noches que pasamos juntos, los besos que robaba mientras dormías y los rasguños que nunca dejo marcados en tu piel. Se dice que los hombres siempre tiemblan cuando una mujer les dice: “necesitamos hablar” o el “tengo que decirte algo”. Pero contigo todo es diferente, desde que te conocí me deje llevar por tu inteligencia y por toda tu belleza, probé tu alma y sabe genial.

Me enloquece que tengas el cabello largo y negro, que esos labios maquillados se vean seductores, que tu cuerpo a contraluz me haga desvanecer, que tu piel dorada sea mi perdición. Tú eres la chica más guapa y la más inteligente, es tan rico hacer todo contigo.

Brincaste tan alto que logramos caer al mismo tiempo, levitamos sin pensarlo, fue como aquella vez que probamos la coca juntos, la cois como leímos en ese libro tan extraño con el que aprendí a esperar al corvette amarillo frente a mi edificio.

La respuesta me la diste antes de preguntarme lo que no esperaba. Estaba seguro y no dudé ni un minuto en lanzarme a tus brazos, en darte el beso más húmedo y caliente que nos hemos dado. Todos los días son-serán geniales a tu lado. Desde el primer roce de tus manos cuando tratamos de comprar el mismo libro que al final creo que nadie leyó. Ese libro donde guardamos el primer cigarro de cannabis que probamos juntos, cuando mordí tus pechos y conocí una parte tuya que ahora disfruto tanto.

Dejamos a un lado los adjetivos todas las noches, no es mí más grande, no son tus más grandes, ni el más excítate que hemos tenido. La noche se funde, somos una idea, un concepto, una persona, somos el deseo puro del amor llevado desde tus pies hasta mi cabeza.

Sí.

Fue la mejor aserción que he escuchado de tus labios, me encantan tus siseques para quererme y lo mejor es que no he escuchado tus noseques para olvidarme. Dimos un paso más de tantos que nos esperan, no debo escribir en clave, sabes que te amo y que puedo decirlo como si el segundero de mi corazón se detuviera sino le pido a mi novia un beso en la mañana, en la noche, en la tarde, en el baño, en el café, en el auto, en la cama… y así, los siseques para tenerte se convierten en los mejores días de la vida que putea para nosotros.

jueves, 25 de febrero de 2010

La chica mas guapa.

Me gusta pensar que no soy una mujer celosa. Que estoy por encima de esas banalidades, segura de mi misma y de los que me rodean. Me gusta pensar que mi inteligencia es más alta que el común denominador de las mujeres. Bueno, me gusta pensar muchas cosas...entre ellas que soy arrogante al pensar así.

Jamás había sentido la necesidad de formalizar lo que tú y yo teníamos, simplemente porque yo veía mas entrega, más dedicación, más amor, más fidelidad en lo nuestro, que en la mayoría de las parejas.
Vivíamos una vida perfecta, sin celos, sin drama. Amor al despertar abrazados, amor durante el día que nos dolía el pecho de tanto extrañarnos, amor en la noche que nos dolían los labios de tanto besarnos, amor cuando nos vencía el sueño luego de horas de acariciarnos. Y al día empezar de nuevo.
Que compromiso podría ser mayor que ese?

Aparece en escena "La chica más guapa de tu salón".

-Hoy la chica más guapa del salón me pregunto si tenía novia, y me quede callado- comentaste tan quitado de la pena mientras yo pelaba papas en la cocina.

Jamás la describiste. Tenía el cabello oscuro como yo, o era rubia? era alta, o bajita? era también la más inteligente o la mas bruta ( eterno cliché de las mujeres hermosas). Que la hacía ser más guapa que las demás? como eran las demás? quien decía que precisamente ella era la más guapa?

Claro, el que me hubieras pedido o no que fuera tu novia, paso a segundo término. Me obsesionaba la idea de la chica más guapa del salón. Sentí coraje, miedo, indignación: Esta fulana como se atreve ? y que le importa si tienes novia o no? Acaso no saben todos que vives conmigo? Para que quiere saber? ..Y así.

Yo no dudé que fuera mucho más hermosa que yo, ah, pero de seguro mi endiablada inteligencia sería suficiente para aplastarla como cucaracha. Pero -siempre hay un pero no?- pero que tal que fuera más inteligente que yo?.
Estaba frita.

Llegue a casa apurada. Tenía que bañarme y cambiarme para ir al bar al cumple de mi amigo.
Tenia ganas de ir, pero tenía un asunto pendiente contigo.
Cuando llegaste yo recién terminaba de peinarme. Como siempre amoroso me tomaste por la cintura y frente al espejo me abrazabas y me piropeabas.
Me sentía lívida.

Esa necesidad de reclamar lo mío, el miedo a perderte, la inseguridad, la incertidumbre, todo, todo, todo desembocaba sacudiéndose en un constante mariposeo en la boca de mi estomago. Creo que temblaba. Creo que hubo un temblor.

Con un impulso lleno de bravado te dije –No me voy de aquí hasta que no me contestes una pregunta-

-Ok- y fue un ok despreocupado, no tenias ni idea de lo que te preguntaría.

El corazón me palpitaba como loco, no podía sostenerte la mirada. Tenía tanto miedo pero la insoportable necesidad ( o necedad) de saber, me empujaba a actuar, era como dar un paso al vacio con los ojos vendados y sin paracaídas. Una excitación irresistible recorrió mi espalda:

-Quieres ser mi novio?




martes, 23 de febrero de 2010

Si. Eres un encanto.

Ya te lo había dicho.
Si te hubiera conocido en algún bar, en una librería, en un café o cafebreria ( WTF?..) No te hubiera hecho caso jamás.
Tienes cara de presumido, de mátalas callando, de solitas caen, y eso me cae muy mal.
Afortunadamente te conocí en otras circunstancias que me permitieron ver más allá de tu cabello negro larguísimo, y de tu apariencia de macho alfa.

Si. Eres un encanto.

La primera vez que cruzamos palabra me caía de sueño "porque hablas así?' me preguntabas, quizá pensabas que estaba muy borracha, o haciéndome la interesante pero no, simplemente se me cerraban los ojos de sueño, pero a la vez, la atracción que sentía hacia tu persona me impedía largarme a dormir... sentí vergüenza, pero te juro que me la aguante.

Nuestras conversaciones virtuales avanzaban con brío y soltura, pero en el teléfono éramos un par de adolescentes nerviosos, tartamudeantes, o por lo menos yo así me sentí.
Un par de semanas después quería compartir el mundo entero contigo, todos los libros, toda la música, toda la comida y los soles, los arboles llenos de ardillas y las tardes de lluvia.
Vivir juntos representaba la libertad de ser tan naturales como siempre habíamos deseado en un mundo que se empeña en cortar de tajo a los creativos, a los soñadores, a los amorosos.

Me da pena aceptar que llego un momento en que dude que realmente existieras. Sobre todo pienso esto cuando estoy a punto de quedarme dormida, cuando mi cabello se confunde con el tuyo y tu pierna pesa sobre mi cadera.

Cuando abro los ojos al día siguiente, y siento tu nariz en mi oído, tus labios en la nuca y tu cuerpo tan junto al mío, todo tan amoroso, así como eres, siento ganas de abrir la ventana y gritar: a todos los tristes, a todos los solos y deprimidos que el amor existe y que es fantástico, que te inunda de ganas de estar vivo, solo por sentirse tan amado y por amar tanto que sientes que te revientas de amor.
Me creería alguien?
Lo hubiera creído yo, antes de que me encontraras ahí?

Aquí estoy sentada, viendo como arreglas tus libros y libretas para mañana, pienso que sería de mi vida gris si no te hubiera encontrado, donde estaríamos? con quien y en donde?

Te quiere

Monique.



Cabello larguísimo

Reíste cuando escuchaste mi adjetivo porque pensaste de inmediato en el pequeño libro que leí alguna noche, hablábamos de revistas culturosas (ese adjetivo tan tuyo que describía a tus amigos) y de sus escritores, de las palabras que encontrábamos y los textos que odiabas porque no salieron de tus labios.

Y ese día quedó perfecto, pocas veces he utilizado una palabra en el momento indicado, te dije que amaba tu cabello, así, negro, larguísimo, pero en el momento que lo dije yo estaba encima de ti y el mío cubría todo tu rostro. Sólo me dejaba entrever tus ojos a punto de cerrarse. De inmediato lo jalaste hacia atrás y me diste un poco de aire en la frente, casi me quema el corazón. Era alucinante la frescura, suavecito, amoroso, excitante y yo que ardía dentro de ti, tú que lo hacías sobre de mí.

Terminamos y de inmediato fuiste al baño, abriste la puerta y el Basquiat se lanzó encima, nos besamos y él miraba, parecíamos pinturita francesa, llena de colores, un cuadro que quiero recordar cada que se sube y me deja todo caliente y rasgado.

Y regresamos a enfangarnos y fajarnos…como
siempre lo hacemos.

Odio que mencionaras novia
Cuando en pedirlo yo pensaba
No me dejo decirte que lo hago
Porque pensaba en decirte que lo fueras.

sábado, 20 de febrero de 2010

De supermercados y librerías

Recorriste las librerías de cualquier país que pisamos, de cualquier sitio donde tus ojos se ausentaban por la ventana. Entramos siempre felices. Me encantaba mirar tus manos impacientes, que cruzaras los brazos en algún estante y discernieras entre tus pensamientos y mis gustos.

Pasabas siempre lejos de mis autores preferidos, siempre coincidimos en muchos pero disfrutaba mirarte así, alejando a los Velascos, arropar a los Cortázar entre tus dedos mientras los Sabines y los Calvino ya se encontraban bajo tu regazo. Recuerdo que te recargaste en los Ruvalcaba pero sólo para dejar tu bolsa, aplastaron tus libros a mis preferidos, así como tu cuerpo se junta con mi corazón cuando me besas.

Recorrimos los pasillos buscando lo fresco, así como lo llamas tú y me hace pensar en el supermercado, cuando vamos oliendo, tocando y hasta probando algo que quieres adquirir. Pero es diferente ahora, acá los Azuela ya están en tu casa, los Altzor descansan en la mía. Me dices: escucha, escucha y recitas el poema más bello de Sor Juana sólo para mi oído, sólo para mi alma que te escucha siempre ronronear.

Nos sentamos a mirar a la gente, vivimos como los amorosos, caminamos como en alguna historia apenas detallada en el tintero. Siempre tomados de la mano regresamos a casa para leernos las primeras páginas de los libros que elegimos para que en la nueve ya estemos acurrucados en la cama, uno encima del otro.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Llovía.

Son las 3:40 donde estoy parada y miro a tu cama, donde son las 5:40. Duermes como un niño y quiero arroparte, acariciarte, acurrucarte. Estoy ahí contigo. Y te amo, y te necesito. No te vayas nunca. nunca (aunque) nunca es una palabra de mucho tiempo. Tiempo es lo que me gustaria detener con el unico propósito de besarte.


Toda la mañana llovió.
La estufa estaba encendida porque yo preparaba una sopa para el almuerzo, así que no teníamos frio, pero vos de todos modos traías puesto el suéter que perteneció a tu abuelo.
Como siempre, yo tenía trabajo atrasado que debía terminar. Me senté en la mesita junto a la ventana y tú mirabas la tv, una película o algo así.
Te levantabas en los comerciales para besar mi cuello. Yo reía y te acariciaba la cara pero sin dejar de atender mis papeles.
"Ya no te distraigo amor" - me decías, pero invariablemente, al siguiente comercial venias a la mesa, y me decías cosas al oído, a veces ni entendía lo que decías, pero te intuía delicioso.
7 horas después, la lluvia seguía cayendo. Hubo un par de apagones, pero la luz regresaba. La ciudad estaba en silencio, no había autos, ni gente.
Desde nuestro cuarto piso las calles se veían larguísimas y grises
Un gato maullaba triste en algún lugar.
Tomábamos café, sentados en el piso junto al sillón, me preguntabas porque me gustaba el cine, por qué escribía, por qué amaba cocinar, por qué ya no pintaba, si era del PRI o del PAN, porqué odiaba tanto a la iglesia católica; apenas te respondía una y ya me estabas preguntando la otra.
Tomábamos café.
El cielo estaba gris.
Ninguno llevaba zapatos.
La sopa estaba lista.


lunes, 15 de febrero de 2010

I love Tijuana

Qué, mi olor es qué, ¿artificial?, pensaba en esas palabras mientras mi vejiga orgasmeaba los últimos litros de coca, tequila y sexo. Sentí ese frío rico que entraba por la ventana, me puse duro de nuevo y miré por la puerta para clavarme en tu espalda, en tus lunares, tu cabello recién pintado, las margaritas en el suelo, la cámara esperando más fotografías tuyas y mis labios pegajosos.

Regresé vacío, frío, tartamudeaba al besarte los poros de las piernas, de tus muslos torneados por el ejercicio, me dejabas sentir tu amor. La luz se filtraba muy poquito, llenaba de polvo mis narices, como el polvo que cortaste en la mesita, por las pocas botellas que bebimos y las bestiales sonrisas que nos cargamos toda la mañana.

Y es tan normal describirlo en la mesa, tú con mi camisa tan sexy, con esa ropa ajustada. Con tus piernas totalmente radiantes, tu cabello despeinado pero que en milésimas de segundo se vuelca hacia tus orejas, me deja mirar los aretes que tanto estorbaron ayer.

Regresé oliendo mi camisa que guardaba tu aroma, el de tu cuerpo, el de tu sexo y mis labios. El juego de nuestras miradas, los lentes que ocupamos tomando café en la mañana, salimos como novios, tomados de la mano. Así dormimos toda la noche, abrazados, aunque no te gustaba, me dejabas mirarte de reojo sobre tu playera, miraba tu brassier, y los pechos que me sé de memoria, que memoricé con mis labios, con mis manos y con las tuyas. Memorizamos las líneas para describirnos cada que alguien pregunte por nosotros.

Fui a ver al amor de mí vida me salió de respuesta todo el lunes, incluido el clásico: y sólo te traje esta pinche playera que dice Tijuana. Adoré pasar el 14 a tu lado, con tu ronronea, con tus postres, con tus piernas y con tus ojos que me hacen repasar la noche una y otra vez en mi mente y en la libreta.

sábado, 13 de febrero de 2010

Inverosímil


Imagino cómo te sientes, pero no amor, no lo hagas, no niegues que eres una mujer de verdad. No digas que espero algo más, te espero a ti y a nadie más. No creas que no te conozco, digo, tú lo sabes. Te amo mi vida.
Sé que tendremos que pasar por muchas cosas, pero no me importa, en las buenas y en las malas. Perdón por presionar con el tiempo, llegará y será genial. Tenemos tanto de qué platicar, soy feliz a tu lado, de tus sueños, los míos, los días, los grupos, canciones, idiomas, salidas, noches, sexo, sexo, amor, amor, sexo, libros, poemas, tus labios y los mios.
Me encanta tu voz, de cerquita, cuando ronroneas en mis oídos, cuando lo hago en los tuyos, tus manos largas y las mías tan pequeñas pero calientes. Tus hombros, tus lunares. Que parezcamos niños conociendo el amor, yo rayando en mi cuaderno tu nombre, tú escribiendo el mío en las cartas, en mis entradas, en mis canciones.
Y me dice tu edad
la luna en paz
que no te deja de mirar
al pasar
la noche en tu haz celestial.

Le digo del mensaje
que dará al llegar
el ángel que espera
arribar a tu hogar

Malditos días sin ti
Sin ti los paso
Paso los versos
Sobre tus labios

Te amo como loco
como Sor Juana amó
el fruto prohibido
de la noche
esperando tu arribo.

Y así, unos versos
robados de tus labios
como los besos
que aún no nos damos.

viernes, 12 de febrero de 2010

La despedida.



Y fue así como un día llegamos al café ese que me gusta tanto. Preguntaste que tomaría, y dejé que tú eligieras por mí, un latte italiano y una medialuna. Delicioso.
Me preocupaba que no hubiéramos hablado de ciertas cosas que yo consideraba muy importantes, ya sabes, asuntos pendientes.
Quería hablarte pero es tan difícil, tus ojos me distraen, tu mano nerviosa jugueteando con la servilleta, ese cabello que te tapa la cara y que a cada rato acomodas.
Y yo como una verdadera idiota, balbuceando incoherencias...algo así como que necesitaba que supieras que tal vez yo no soy lo que tú quisieras que yo fuera, o que yo quisiera ser lo que tú quisieras que yo fuera y que no soy... o todo lo contrario, y que el amor es muy bonito pero...

-"¿parece que te estás despidiendo de mi, que me quieres decir?"


¿Despedirme de ti, cómo habría eso de ser, si apenas te había encontrado, apenas supe que la vida recién comenzaba, a tu lado, con el pecho lleno de felicidad, con una sonrisa eterna dibujada en la cara... cómo podrías pensar que me despedía?
Y es que soy tan torpe...
Y debiste ver la desesperación en mis ojos, que te inclinaste sobre la mesa y me besaste.
El tiempo se detuvo, como siempre.
Nos besamos dos, tres, siete veces.
Cambiaste de lugar para venir a sentarte a mi lado y que pudiera recargar mi cabeza en tu hombro.
Amoroso, como eres, me llevaste a casa, besando mi cara y mis manos todo el camino.
Ese día me despedí de la fijación absurda con los asuntos pendientes.

martes, 9 de febrero de 2010

Cuando no estás


La vida me sabe simple. Pasas por la ventana sin detenerte. Miras alrededor y no me encuentras. Te necesito. Me encanta amarte. Manejar hasta tu casa, dar vuelta en la 25, regresar a la 27, subir las escaleras hasta tu cuarto. Quitarme los zapatos. Tocarte el cabello, revolverlo, hacerlo junto con tu cabeza. Morderte el labio. Seguir con tu cuello, con tus pechos, con las orejas, con los bordes de tu cintura.
Me faltan tus palabras. Tus te quiero salidos del alma. Robaste la mía. Le hiciste el amor, la sedujiste, me tienes fascinado, enamorado, inquieto. Te necesito, me haces falta.  Que leas en las noches mis textos, los tuyos, tus poemas que me encielabismas. Susurras mis fantasías, dejas que mire tus ojos y te las pida y, las hacemos, las destruimos, las reinventamos. Estoy listo. Estamos listos para continuar, para dar un paso más.
Me inspira. Tu silueta por la ventana que se diluye me inspira, que sepa que te besaré como si fuese la primera me inspira. Que me hables y me dejes cartas regadas con fotos de anoche me enloquece. Que me pidas más me mata. Usando la playera que sólo te pones para que la quite de tus hombres me excita.
Me vuelvo loco. Se me antojan menos las películas, a tu autor preferido, a Zeppelin. Pero recuerdo tu voz y me acorruco en tus recuerdos, en tus pechos que tanto he besado y admirado. En tu ropa que me dejas arrancarla, en la mía que tanto te cuesta arrugar porque odias que no me guste lo que me compras y-con maldad- me las ponga cuando salimos y-sin pensarlo- sabemos que regresaremos a nuestra casa para hacernos el amor.
Te escribo. Como ahora, como siempre, como la primera vez que te leí y fue la primera vez que nos conocimos. Recuerdo tu endiablada inteligencia y las noches donde no dejabas de pedirte que leyera algo, y salía, no inventaba nada, me dejaba llevar, cerrábamos lo ojos y viajábamos como ahora lo hemos hecho. Así como me dices en las noches: “Lo que tú quieras- whatever that makes you happy, whatever you want (you are so fuckin special!)”.

lunes, 8 de febrero de 2010

Rojo


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Le robé el rojo a las estrellas.
Como los besos de la primera, de la segunda, de anoche. Así, las estrellas que ya nadie mira las veía en tus ojos, que brillaban, que me pedían que te tomara entre mis brazos, abrazos, besos y todo.
Y sólo una razón existe. Me  encantas y quiero vivir contigo.

Se me antoja


Quiero ser la única que te muerda la boca
Quiero saber que la vida contigo no va a terminar.



Te pedí que no me preguntaras todo lo que había vivido. No fue por guardar secretos, sino porque finalmente sentí haber dejado atrás toda esa tristeza, la confusión y el corazón roto.
Tuve momentos gratos, sí, pero la tormenta se lo tragó todo, dejándome sola, en un estado de devastación, sin saber siquiera porqué merecía tanto desprecio, porqué me quedaba solo un hilacha de dignidad.

Si bien dicen que el matrimonio es malo, que no sirve, yo digo que simplemente me equivoqué. Era joven y él también.

Tú entiendes. No es que no pueda hablar de ello, sino que aunque ha pasado tanto tiempo el recuerdo maldito se queda conmigo.

El día que te encontré ahí, casi por accidente, quise no quererte. Pensé en tus ojos, en tu experiencia, en tu plática que me tenía enlucielabismada, y hubiera preferido no seguirte, de un bar al otro, por las calles tan de madrugada, pero no lo pude evitar.

Y luego me buscaste, trataste de coincidir conmigo y yo no pude más que huir, como huyen los animales asustadizos, nerviosos.

Estoy cansada de estar sola sabes? estoy lista para empezar de nuevo. Se me antoja tanto la vida a tu lado, entre libros, viniles viejos, películas y tazas de café, dormir entre tus brazos.
Se me antojan esos viajes que me cuentas, se me antoja de tu mano: Buenos Aires, Cuba, Paris y por supuesto Portugal.

Se me antojan los bares, pero también se me antoja el hogar, la privacidad y la complicidad de una cama para dos, platicar, y leerte poemas.
Para sentir que me quieres y poderte -al fin- ver a los ojos y decirte lo que siento por ti, y que puedas sentir como se agitan todos los sentimientos en mi pecho cuando te me acercas.

Después de tanto tiempo convenciéndome que estaba mejor sola, apareciste, y ahora se me antoja estar viva, para vivir contigo, para compartir lo poco que tengo pero que sospecho te hace mucha falta: mi compañía, mi amor.

Es fácil escribirte esto, ahora que no estás.
Cuando te vea, me fumare todos los cigarros y no podré decirte nada.

Rompe esto al terminar de leerme.

Monique.

domingo, 7 de febrero de 2010

Espejos


Una amiga siempre me dijo que ella viviría hasta los 23 años. Con ese planteamiento, el amor debe ser al 1000/hr. Arriesgarnos por el todo, brincar desde lo más alto para caer siempre entre tus brazos. Eso me hiciste cuando miraba que entrabas al bar con todos tus amigos,  me regalabas miradas barridas cuando, para no tropezar, bajabas los lentes y tratabas de acercar la silla, esa que siempre fue jalada por tipos como yo dispuestos a moverla hasta tu cuerpo.
Siempre estuve muy lejos de tu mesa, pero voltea constantemente para mirarte, verte jalarle al cigarro, al polvo, a la chela, a lo que se te pusiera enfrente. Eras la VIP del salón, la chica rubia, la playmate, mi Monica Belluci, mi amor (no lo eras antes, ahora sí).
Tienes comiendo de tus manos a todos. Recuerdo: Cabello negrísimo. Labios rojos. Inteligente. Cigarro y copa en mano. Sonrisas y miles de miradas hacia ti. La mía una más que desde lejos te admiraba cual rockstar en la escena. Era tu escenario, eran tus amigos, eran tus admiradores.
Pero ocurrió, no conté hasta 10 como la película que viniste a mirar conmigo al DF, no. Sólo nos cruzamos al mismo tiempo, no dejé que me vencieras, ni tú cediste un parpadeo. Al contrario, mordí mi labio, traté de seducirte, pero nada.  Regresaste los ojos a tu mesa como si nada hubiera ocurrido. Pero me buscaste, o eso quiero creer. Por el espejo se veían tus ojos, brillantes, hermosos, calientes, que buscaban lo míos; pequeños, tristes, sin sabor, pero los cuales disfrutamos a diario.
Esa era la respuesta, creo que así nos conocimos. Bueno, después te busqué por todos lados, preguntaba por Conflictiva. Hasta el día en la librería, te diste cuenta que tenía tu libro en mis manos, esperaste que te pidiera un autógrafo, pero no, no era un seguidor más, no quería serlo. Quiero ser como ahora, parte de tu vida, bueno eso creo, eso me haces pensar. Te quiero tanto.


Sí, me gustó el francés.


He pensado que todo mundo los odio, más cuando hablan así, tan suave, tan salpicado, que ignoren un tanto tus palabras, pero no. Hoy fue diferente. Llegaste muy temprano, lentes oscuros y unas cuantas rayas en tu bolsa.
Llegamos al mismo hotel, el de la ventana. El balcón con vista al mimo, a la cafetería y a la tienda de ropa que tanto odias. Hablaste con uno de ellos, uno te dijo que eras bellísima, sólo miraba su rostro que no dejaba de cogerte.
Tacos, un seis y unos besos arrebatados por la prisa y tu ilusión de escuchar a Phoenix. Brincamos, miré el sudor recorrer tu cuerpo, el mío, tus labios, los besos y las mordidas. La noche nos esperaba perfecta. Teníamos ganas. No esperaste al auto. Las manos comenzaron con nuestra mirada, con lo que te dije al oído. Aceptaste de inmediato, pusiste tus lentes oscuros, los mismos con los que te conocí en el bar de Tijuana, cuando aseguré que eras mi Belluci, mi rockstar, mi droga. Mi todo.
Llegamos al auto, imaginé con el francés. Aceptaste. Fue el mejor, la petit décès. Fue espectacular, reíamos por largas horas recordando el incidente de conocer a Emilio, y dije, así, bien chilango : ¿y ahora,  quién se me adelantó ? Pero es mejor la forma en que me haces sonreír al preguntarme sobre Thomas Mars y el. -¿te gustó el francés?