lunes, 15 de febrero de 2010

I love Tijuana

Qué, mi olor es qué, ¿artificial?, pensaba en esas palabras mientras mi vejiga orgasmeaba los últimos litros de coca, tequila y sexo. Sentí ese frío rico que entraba por la ventana, me puse duro de nuevo y miré por la puerta para clavarme en tu espalda, en tus lunares, tu cabello recién pintado, las margaritas en el suelo, la cámara esperando más fotografías tuyas y mis labios pegajosos.

Regresé vacío, frío, tartamudeaba al besarte los poros de las piernas, de tus muslos torneados por el ejercicio, me dejabas sentir tu amor. La luz se filtraba muy poquito, llenaba de polvo mis narices, como el polvo que cortaste en la mesita, por las pocas botellas que bebimos y las bestiales sonrisas que nos cargamos toda la mañana.

Y es tan normal describirlo en la mesa, tú con mi camisa tan sexy, con esa ropa ajustada. Con tus piernas totalmente radiantes, tu cabello despeinado pero que en milésimas de segundo se vuelca hacia tus orejas, me deja mirar los aretes que tanto estorbaron ayer.

Regresé oliendo mi camisa que guardaba tu aroma, el de tu cuerpo, el de tu sexo y mis labios. El juego de nuestras miradas, los lentes que ocupamos tomando café en la mañana, salimos como novios, tomados de la mano. Así dormimos toda la noche, abrazados, aunque no te gustaba, me dejabas mirarte de reojo sobre tu playera, miraba tu brassier, y los pechos que me sé de memoria, que memoricé con mis labios, con mis manos y con las tuyas. Memorizamos las líneas para describirnos cada que alguien pregunte por nosotros.

Fui a ver al amor de mí vida me salió de respuesta todo el lunes, incluido el clásico: y sólo te traje esta pinche playera que dice Tijuana. Adoré pasar el 14 a tu lado, con tu ronronea, con tus postres, con tus piernas y con tus ojos que me hacen repasar la noche una y otra vez en mi mente y en la libreta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario