martes, 30 de marzo de 2010

Gatos

Quise tomar un libro y comenzar a leerlo. Me levanté muy temprano, las calles se recorrían rápido, los árboles olían a ti. El agua y el sol nunca se mezclaron, el frío y el caminar lento me recordaban esas palabras: “el hacer algo de mi vida”

No me molesta estar pensando todo el día en ti. Me gusta disfrutar las horas leyéndote. Regresé al gimnasio y le subía mucho a las canciones, todos los espejos me enfocaban la gordura que adquirí los últimos años.

En ocasiones, sólo quiero escribirte en las hojas que algún día acomodé al lado de la computadora, que ordené esperando algún momento especial. La pluma que a veces me traiciona y me deja los dedos manchados de tinta. Tus mensajes de voz de 53 segundos que son una bocanada de aire puro, un poco de droga para seguir adelante.

Una raya que inunda mi cabeza de sueños, de muebles y gatos. De libreros y películas extrañas. No me digas que me acostumbre a estar lejos de ti, no me digas que en lugar de pensar en ti me ponga a estudiar. No me digas que me acostumbre a tu lejanía.

Sé que nunca lo dirás.

Ahora, miro algunos libros mal acomodados y todos me llevan a la M, a tus preferidos. A la elección de pinturas que compraste en París, las que regateamos en la capital. Debo confesar que me hace falta mucho mi otra mitad, mi rompecabezas, la otra parte perfecta de mí.

Estoy seguro lo que quiero hacer, vivir contigo, mirar muebles en el centro. Juntar todos nuestros libros, ordenar las películas preferidas mientras me sonrojo con las fotos que tomaste la primera noche que nos vimos, ¿recuerdas?, cuando ataste mis manos y no me dejaste mirar sobre el espejo.

2 comentarios:

  1. Muy bueno, me gusta mucho como escribís. Estuve chusmeando algunas cosas.
    La pasé bien leyendo, asi que gracias.

    Saludos

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  2. la misma continuidad del tiempo hechos y recuerdos nos cachetean de realidad de vez en cuando, y todo paso en un microsegundo

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