miércoles, 17 de marzo de 2010

Faltándonos al respeto

Palabras…insultos…deseos… ¿recuerdas?, yo no lo he podido olvidar. Me preguntaste sobre el mejor calificativo que me haya dicho alguien cuando estuviese enojado. Dos maletas y una bolsa, mi cabello amarrado, la cámara en la mochila, tus ganas incesantes de ir al baño, el taxista que preguntaba de dónde venía la escritora, los lentes que reflejaban mi sudor, mis manos rozaban tus piernas y mis dedos delineando tus labios.

Primer piso, 114. Televisión apagada, luz encendida, primeras palabras dichas al techo mientras de reojo miraba tus pechos y tú mirabas mi cuerpo, caliente, duro, excitado. Mordía tus dedos mientras los pétalos y girasoles se aferraban a compartir la cama con nosotros.

Me sumergí de inmediato en ti como tú lo hacías en Rosarito. No dejaba de admirarte mientras me movía dentro de ti y las primeras campanas sonaban a lo lejos. En eso recibí las mejores palabras que gimiendo, escupiendo y casi tragándote de pasión me gritaste de cerquita, cabrón.
Soy el cabrón que se enamoró de ti como loco. ¿Viste?, vos so loco. Y no dejé de admirarte, de escucharte cuando me cantabas, cuando me arrullabas en las pocas horas que olvidábamos la ciudad para despertar entre sueños enganchado a tu abdomen, a tu ombligo y a tu alma.

Recuerdos hiperfragmentados, mi cuerpo en tus labios, en tus piernas, en tu espalda. El te amo y te quiero gemido y gritado. El agua en tus labios, en tu abdomen y la entrepierna que escurría. Mi sabor salado en la punta de tu lengua, el chocolate en mis dientes. El deseo de mirarte en el espejo, en la silla donde enloquecía el bodylicious. Las cervezas con el greñudo, los días en la capital, las noches en tu regazo. Y los días que vienen, las noches, las comas, el agua y el mejor calificativo.

Seré tu cabrón todos los días de mi puta vida.

1 comentario:

  1. Ya no puedo creer en historias de amor y que eso le puede ocurrir a todos.

    Fuck it.

    ResponderEliminar